Dra. Ana Razo
"Cuando la globalización nos alcanzó, y muchísima información sobre otros sistemas educativos estuvo a nuestro alcance, todos pensamos que sería sencillo hacer análisis comparados. Se puso de moda. Conocimos intentos desafortunados que se parecían más a listas de cotejo que a razonamientos profundos y nos dimos cuenta de que la perspectiva de estudios comparativos en educación no sería tan sencilla.
Con el hilo conductor del liderazgo escolar, Jimena, en su libro, nos demuestra cómo se hace una buena comparación: la hace justamente vinculando maravillosamente las experiencias de dos países. Jimena, se aleja de las historias de vaqueros en donde el binomio buenos-malos es muy sencillo y tentador, y nos muestra las complejidades contextualizadas del liderazgo de las figuras directivas en ambos países.
Al alejarse de los bandos reduccionistas que categorizan las cosas en buenas y malas, Jimena nos lleva de la mano para entender los desafíos para impulsar el liderazgo en las escuelas, pero no solamente desde la perspectiva de las decisiones de política educativa pues, cuando la leía pude ponerme en los zapatos de las figuras directivas y, con su forma clara y precisa, pude ver los últimos 30 años de las decisiones educativas en México y preguntarme “¡¿qué cosa hemos hecho con los directivos?!
Aprecié mucho el desarrollo acumulativo del libro. Es decir, permite que el lector vaya relacionando su conocimiento previo con la información que ella nos acerca, por ejemplo, cuando describe el periodo de Tony Blair, refiere: “Como resultado, la administración siguió cometiendo el error común de culpar a los maestros por el bajo aprovechamiento en lugar de analizar las condiciones en las que vivían los alumnos o las escuelas inadecuadas, o con fondos insuficientes, en donde enseñaban.” Con eso, Jimena, de forma muy discreta, logra que los lectores pensemos, “mira, ¿dónde he escuchado eso?”
Jimena nos deja una lección clara: no podemos entender el liderazgo escolar sin entender los detalles del contexto del sistema educativo. Y que el dilema sobre el balance entre lo administrativo y lo relacionado con el aprendizaje es, y no será, fácil de resolver en ningún contexto. Ella nos presenta o nos promete una “bala de plata” para garantizar el liderazgo educativo eficiente, ella nos pone a pensar y a desafiarnos a nosotros mismos.
El libro de Jimena también nos da una gran lección de objetividad y profesionalismo. Pues uno de los grandes desafíos de quien hace comparaciones es administrar el etnocentrismo desde el que mira los escenarios. Ella es muy consciente de que busca entender el liderazgo escolar y deja a un lado las preconcepciones y los sesgos que pueden surgir de su experiencia y de sus cariños por ambos países y por los actores escolares.
Me gustó mucho la sutil potencia con que nos habla del trabajo escolar en las redes de colaboración. Creo que es una de las grandes ideas que impulsarían el mejoramiento de todo el sistema educativo mexicano. Sin embargo, Jimena es muy sensata en presentarnos también los desafíos, la lección que ella enfatiza es: se necesita un agente que apoye y guíe esta colaboración, de otra manera, la colectividad podría perder el rumbo y la eficacia.
¿Con qué relaciono este libro o para qué nos puede servir?
El libro de Jimena toma el hilo conductor del liderazgo escolar para darnos un brillante análisis de las decisiones de políticas educativas y sus efectos.
Para ejemplificar esto retomo la famosa obra “Torquato Tasso”, escrito por Goethe donde pone en voz del protagonista: “¡Compárate! ¡Descubre lo que eres!” y justo eso es lo que hace Jimena en este libro, ella nos invita a pensar fuera de la caja, pero, para pensar fuera de ella, primero tenemos que conocer muy bien la caja, entonces nos da una descripción neutral, clara y profunda no solo del sistema educativo mexicano, si no de su transformación en los últimos treinta años.
Jimena nos recuerda que también hay conflictos partidistas e intereses políticos en países distintos a México. Es decir, que es un dolor compartido. Pero que eso no tiene que ser sinónimo de discontinuidad de las políticas nacionales y resalta lo importante de distinguir entre fines y medios, entre políticas y programas, entre compromiso y mandato.
El libro nos muestra un análisis sistemático de los sistemas educativos y de la forma en cómo han operacionalizado el liderazgo educativo. En el camino de contarnos esa historia, Jimena también nos cuenta -en una narrativa que se agradece- sobre las decisiones de política educativa que nos desafían en común: financiamiento, centralismo, evaluación, monitoreo, autonomía y cómo han resultado en ambos países.
Experimentamos un momento coyuntural para beneficiarnos de las lecciones que Jimena nos muestra. La política educativa mexicana tiene la oportunidad de tomar, como punto de partida, el pasado acumulado de ambos países. Tiene la oportunidad de cuestionarse los múltiples desafíos que Jimena presenta con respecto al liderazgo: las redes de colaboración entre escuelas, las cargas administrativas de los directivos, la presión de la supervisión, la cantidad y la diversidad de los estudiantes, la presión de la jerarquía del sistema educativo, la formación y el acompañamiento, entre otras. Porque el objetivo será que la presente administración no se quede, como bien lo refiere Jimena cuando habla de políticas educativas previas, “en retórica más que en realidad”
Aplaudo un montón el gran trabajo de Jimena y estoy muy emocionada esperando tu siguiente publicación".